Un led[1] (de la sigla inglesa LED: Light-Emitting Diode: "diodo emisor de luz", también "diodo luminoso") es un diodo semiconductor que emite luz. Se usan como indicadores en muchos dispositivos, y cada vez con mucha más frecuencia, en iluminación. Presentado como un componente electrónico en 1962, los primeros ledes emitían luz roja de baja intensidad, pero los dispositivos actuales emiten luz de alto brillo en el espectro infrarrojo, visible y ultravioleta.
Cuando un led se encuentra en polarización directa, los electrones pueden recombinarse con los huecos en el dispositivo, liberando energía en forma de fotones. Este efecto es llamado electroluminiscencia y el color
de la luz (correspondiente a la energía del fotón) se determina a
partir de la banda de energía del semiconductor. Por lo general, el área
de un led es muy pequeña (menor a 1 mm2), y se pueden usar
componentes ópticos integrados para formar su patrón de radiación. Los
ledes presentan muchas ventajas sobre las fuentes de luz incandescente
como un consumo de energía mucho menor, mayor tiempo de vida, tamaño más
pequeño, gran durabilidad y fiabilidad. Los ledes que pueden iluminar
un cuarto son relativamente costosos y requieren una corriente más
precisa y una protección térmica a comparación de las lámparas
fluorescentes.
Los ledes se usan en aplicaciones tan diversas como iluminación de aviación, iluminación automotriz
(específicamente las luces de posición traseras, direccionales e
indicadores) así como en las señales de tráfico. El tamaño compacto, la
posibilidad de encenderse rápido, y la gran fiabilidad de los ledes han
permitido el desarrollo de nuevas pantallas de texto y vídeo, mientras
que sus altas frecuencias de operación son también útiles en tecnologías
avanzadas de comunicaciones. Los ledes infrarrojos también se usan en
unidades de control remoto de muchos productos comerciales incluyendo
televisores, reproductores de DVD, entre otras aplicaciones domésticas
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